Un solo estudiante, logró detener al Ejército Chino estando en pie frente a una línea de varios tanques durante la revuelta de la Plaza de Tian'anmen de 1989. Ustedes recordarán esa imagen, el hombre estaba solo, su mirada siempre recta, y al frente 6 tanques de guerra de uno de los países mas poderosos del planeta, y el joven estaba desarmado y acompañado solo con sus ideas y valor. Mientras los tanques iban disminuyendo la marcha, él hacía señales para que se fueran, en respuesta, el tanque situado adelante intentó sortearlo; pero el hombre se interpuso repetidamente en su camino, demostrando una tenacidad y resistencia enormes.
No entraré a debatir los motivos o razones que llevaron a este hombre a hacer esto, no juzgaré si lo que buscaba era lo correcto o no, pero algo si es cierto, este hombre se preocupaba por su país, por su patria. Tenía sus ideas y las defendió hasta estar a un paso de la muerte, tenía carácter y fue radical, sabía que miles lo observaban y que la historia lo recordaría, sabía el poder que tenía en ese momento, sabía que representaba a miles, sabía que antes que todo defendía una causa, una idea, un pueblo.
Una guerra se desató en Irak, se destruyó una nación, donde según las Sagradas Escrituras fue el comienzo de la humanidad, y el mundo no hizo nada; miles mueren en nuestra patria, y seguimos dedicados a la academia. Que bonita es la academia, pero que pocos frutos produce. Estudiar la política se hace apasionante, la Época Antigua, con su pensamiento político en Grecia y Roma es absolutamente preciosa; la Alta y Baja Edad Media con su Teocracia; la Edad Moderna con su paso del Absolutismo al Liberalismo nos muestra como el hombre progresa a pasos agigantados, o que tal la Época Contemporánea con su Socialismo Utópico, con el Neoliberalismo, con el Fascismo, temas dignos de cientos de debates. Pero qué obtenemos con este conocimiento si no hacemos nada por cambiar la realidad.
Que bueno es estudiar la Palabra del Señor, pero cuánto dudamos y tardamos en ponerla en práctica. Amar al prójimo, perdonar, dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, son temas que dejamos muchas veces solo en teoría, pero que si los utilizásemos cambiarían el mundo. No me cabe la menor duda que el más grande revolucionario y político de la historia fue Jesucristo, su doctrina fue la única perfecta, ni Marx, Platón, el Conde de Sieyés, Tomás Moro, Trotsky o Mao Tse – Tung, se acercan tan solo a las palabras de Jesús que aún están vigentes y perdurarán por siempre.
El llamado es a que los jóvenes no sigamos siendo sujetos pasivos de la realidad local, debemos interesarnos por lo nuestro, pues ¿si no lo hacemos quién lo hará?, hay que prepararnos intelectual y espiritualmente, ya que estamos llamados a ocupar el lugar que nos merecemos en la sociedad, en la administración pública. Los cambios radicales hay que hacerlos hoy, debemos interesarnos por el futuro de nuestra ciudad, de nuestro departamento, de nuestra iglesia, de nuestra universidad o trabajo.
Debemos interesarnos por la política, pues esta en si no es mala, hay hombres que no saben hacer política que es muy distinto. En momentos como los que vive nuestro país, decir que se es político o que se es amante de la política, resulta una ofensa a las buenas costumbres, resulta un insulto a la honestidad y un asalto a la nación, pero saben algo, aquel hombre de la fotografía contra los tanques chinos, antes que todo era un político, le importaba su gente.
Y me pregunto entonces: ¿debe el paradigma de corrupción ser soportado por nosotros los jóvenes? ¿Debemos cargar con la cruz de personas que han estado en el poder por décadas y no han hecho lo que debieron?. No!!!, por el contrario estamos en la obligación de cambiar dicha mentalidad, de cambiar dichas costumbres politiqueras, pero no solo desde el lenguaje, sino desde al actuar, desde nuestras obras y testimonio.
Recuerda que si no te gusta algo debes de cambiarlo y dejar de criticarlo, más aún si te afecta directamente.
EDUARDO A. LONDOÑO RODRÍGUEZ
No entraré a debatir los motivos o razones que llevaron a este hombre a hacer esto, no juzgaré si lo que buscaba era lo correcto o no, pero algo si es cierto, este hombre se preocupaba por su país, por su patria. Tenía sus ideas y las defendió hasta estar a un paso de la muerte, tenía carácter y fue radical, sabía que miles lo observaban y que la historia lo recordaría, sabía el poder que tenía en ese momento, sabía que representaba a miles, sabía que antes que todo defendía una causa, una idea, un pueblo.
Una guerra se desató en Irak, se destruyó una nación, donde según las Sagradas Escrituras fue el comienzo de la humanidad, y el mundo no hizo nada; miles mueren en nuestra patria, y seguimos dedicados a la academia. Que bonita es la academia, pero que pocos frutos produce. Estudiar la política se hace apasionante, la Época Antigua, con su pensamiento político en Grecia y Roma es absolutamente preciosa; la Alta y Baja Edad Media con su Teocracia; la Edad Moderna con su paso del Absolutismo al Liberalismo nos muestra como el hombre progresa a pasos agigantados, o que tal la Época Contemporánea con su Socialismo Utópico, con el Neoliberalismo, con el Fascismo, temas dignos de cientos de debates. Pero qué obtenemos con este conocimiento si no hacemos nada por cambiar la realidad.
Que bueno es estudiar la Palabra del Señor, pero cuánto dudamos y tardamos en ponerla en práctica. Amar al prójimo, perdonar, dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, son temas que dejamos muchas veces solo en teoría, pero que si los utilizásemos cambiarían el mundo. No me cabe la menor duda que el más grande revolucionario y político de la historia fue Jesucristo, su doctrina fue la única perfecta, ni Marx, Platón, el Conde de Sieyés, Tomás Moro, Trotsky o Mao Tse – Tung, se acercan tan solo a las palabras de Jesús que aún están vigentes y perdurarán por siempre.
El llamado es a que los jóvenes no sigamos siendo sujetos pasivos de la realidad local, debemos interesarnos por lo nuestro, pues ¿si no lo hacemos quién lo hará?, hay que prepararnos intelectual y espiritualmente, ya que estamos llamados a ocupar el lugar que nos merecemos en la sociedad, en la administración pública. Los cambios radicales hay que hacerlos hoy, debemos interesarnos por el futuro de nuestra ciudad, de nuestro departamento, de nuestra iglesia, de nuestra universidad o trabajo.
Debemos interesarnos por la política, pues esta en si no es mala, hay hombres que no saben hacer política que es muy distinto. En momentos como los que vive nuestro país, decir que se es político o que se es amante de la política, resulta una ofensa a las buenas costumbres, resulta un insulto a la honestidad y un asalto a la nación, pero saben algo, aquel hombre de la fotografía contra los tanques chinos, antes que todo era un político, le importaba su gente.
Y me pregunto entonces: ¿debe el paradigma de corrupción ser soportado por nosotros los jóvenes? ¿Debemos cargar con la cruz de personas que han estado en el poder por décadas y no han hecho lo que debieron?. No!!!, por el contrario estamos en la obligación de cambiar dicha mentalidad, de cambiar dichas costumbres politiqueras, pero no solo desde el lenguaje, sino desde al actuar, desde nuestras obras y testimonio.
Recuerda que si no te gusta algo debes de cambiarlo y dejar de criticarlo, más aún si te afecta directamente.
EDUARDO A. LONDOÑO RODRÍGUEZ
2 comentarios:
Muy buen artículo, aunque creo que falto algo mas de interpretación y una opinión suya mas estructurada, la cual justifique la publicación del mismo. En términos generales, muy bueno.
Disculpe, me equivoqué, este comentario no es para este artículo. Por el contrario, este artículo me parece excelente, muy bien estructurado. Gracias a Dios existen escritores tan buenos en El Salmón. Gracias Eduardo!!!
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