miércoles, noviembre 08, 2006

HERAUT


NOS VISITA EL POETA.






Tal vez de quien voy a hablar, la mayoría de las personas que lean estas cortas letras, no lo hayan oído mencionar nunca. La razón es muy simple, la música perdió su esencia y se degenero, y los poetas andan olvidados en lo rincones de las pocas bibliotecas que nos quedan o en las paginas de amores que fueron arrasados por el viento y el tiempo, que nunca perdonan.

Y como tiene que existir gente que todavía piense y crea que en la valía del quehacer del poeta, del loco, del músico, y del genio, vengo a exaltar a uno de los más grandes de nuestra época contemporánea: el maestro JOAQUIN SABINA.

Este español que solo se puede describir como un verdadero poeta y el campeón en rimas consonantes, como manifiesta el mismo en una de sus canciones, es realmente uno de esos hombres que no nacen todos los días y menos en este tiempo desértico, donde nacer es un privilegio y vivir es una actuación mecánica y uniforme impuesta por unos pocos seres que se creen hombres.

Su forma de componer, de cantar y sus obras lo hacen un artista único, con un estilo realmente envidiable y con eso que se les olvido a los que ahora se dicen llamar cantantes, la pasión y el respeto por la música.

Para terminar estas cortas líneas quisiera invitarlos este 15 de Noviembre en Bogotá, al concierto del Maestro Sabina y a que lean esta canción de su autoría para que realmente admiren, una de esas especies en vía de extinción: el poeta.



Nos sobran los motivos.


"Este adiós no maquilla un hasta luego,
Este nunca no esconde un ojala,
Esta ceniza no juega con fuego, este ciego no mira para atrás;
Este notario firma lo que escribo, esta letra no la protestaré;
Ahórrate el 'acuse' del recibo, estas vísperas son las de después.

A este ruido tan huérfano de padre
No le voy a permitirle que taladre
A un corazón podrido de latir,
Este pez ya no muere por tu boca,
Este loco se va con otra loca,
Estos ojos no lloran más por tí."

Esta sala de espera sin esperanza,
Estas pilas de un timbre que se secó,
Este helado de fresa de la venganza,
Esta empresa de mudanza,
Con los muebles del amor.

Esta campana muda en el campanario,
Esta mitad partida por la mitad,
Estos besos de Judas, este calvario,
Este look de presidiario,
Esta cura de humildad.

Este cambio de acera de tus caderas,
Estas ganas de nada menos de ti
Este arrabal sin grillos en primavera,
Ni espaldas con cremalleras,
Ni anillos de presumir.

Esta casita de muñecas de alterne,
Este racimo de pétalos de sal,
Este huracán sin ojos que lo gobierne,
Este jueves, este viernes,
Y el miércoles que vendrá.

No abuses de mi inspiración,
No acuses a mi corazón
Tan maltrecho y ajado
Que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
Se filtra la desolación
De saber que estos son
Los últimos versos que te escribo,
Para decir “con Dios” a los dos
Nos sobran los motivos.

Este museo de arcángeles disecados
Este perro andaluz sin domesticar
Este trono de príncipe destronado
Esta espina de pescado
Esta ruina de Don Juan.

Esta lágrima de hombre de las cavernas,
Esta horma del zapato de Barba Azúl,
Qué poco rato dura la vida eterna
Por el túnel de tus piernas,
Entre Córdoba y Maipú.

Esta guitarra cínica y dolorida
Con su terco knock knocking´on heaven´s door,
Estos labios que saben a despedida
A vinagre en las heridas
A pañuelo de estación

Este ladrón aparcado en tu toga
La rueca de Penélope en Luna Park
Estos celos que sueñan que te desnudan
Esta caracola viuda
Sin la pianola del mar

No abuses de mi inspiración,
No acuses a mi corazón
Tan maltrecho y ajado
Que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
Se filtra la desolación
De saber que estos son
Los últimos versos que te escribo,
Para decir “con Dios” a los dos
Nos sobran los motivos.


Por: David Díaz Cano (daviddiazcano@hotmail.com)

TRES PUNTOS SUSPENSIVOS

EL BAMBUCO NO SE CANTA CON CORBATA








Proveniente de las breñas de la zona andina, inspirado en lo cotidiano y en el amor a la patria, melodiosamente acompañado de tres ilustres cordófonos como lo son el tiple, la guitarra y la bandola, con aroma a flores, sabor a café y del color de las esmeraldas, considerado como el aire nacional colombiano, el bambuco fue el invitado de honor el pasado puente festivo en la capital del Risaralda, al celebrarse el 15° Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González.

Maravilloso fue acudir a la cita con nuestras raíces, con la música que enamoró a nuestros abuelos y los acompañó en las montañas a lomo de caballo, música con la cual rieron y lloraron, inspirada en la tierra y en el campo, y de la cual estamos llenos, porque se lleva en la sangre y por las venas llega al corazón; la cita fue con aquella música que no se escucha en las emisoras y no se pronuncia en los colegios, aquella música de la que no se hacen conciertos y mucho menos se venden discos en las tiendas, aquella música de la que si acaso sabemos el nombre pero la cual es transpirada por nuestra tierra colombiana.

Sin embargo noté con preocupación como el género musical que deseaba escuchar no había sido la excepción en la era de cambios en que vivimos, la verdad en algunas interpretaciones escuché algo parecido a cualquier cosa menos a un bambuco, juegos de voces que daban melodías casi anglosajonas y aires que eran extraños a la tierra, trajes muy elegantes pero que no se identificaban con lo que cantaban. La verdad fue algo que no se pudo pasar por alto.

Al principio pensé que era solo un capricho mío, pero al ver salir a escena a un dueto de jóvenes “Diana y Paulo” o “Rojas y Mosquera” entre otros, vestidos de pies a cabeza cual campesino de la región, con alpargatas, poncho y sombrero, machete y carriel, trenzas y falda de flores, el público realmente se estremeció y supe lo que realmente había ido a ver, pues la verdad no me interesaban organetas o bajos electrónicos, me interesaban las cuerdas y la ironía tímida de las letras bambuqueras; el estallido de aplausos confirmó lo que yo pensaba, y la verdad ya no había lugar a dudas y es que el bambuco no se canta con corbata.

Para terminar mil felicitaciones a la Fundación Luis Carlos González, que cada año en el mes de noviembre reúne los mejores exponentes de la mùsica bambuquera. El llamado es a que conozcamos nuestra música, dándole un espacio a lo de la tierra, y no hay mejor manera que escuchando un buen bambuco, pues como dice el tema de Luis Carlos Gonzalez:

“Compañero, compañero
no es la vida tan amarga
si es del amor escudero
este lema de mi raza
aunque neguemos la enjalma
y el ancestro caminero,
llevamos dentro un arriero
que le da perrero al alma”


Por: EDUARDO LONDOÑO RODRIGUEZ, (famlondo901@hotmail.com)