lunes, marzo 26, 2007

FÍSICA HAMBRE




La discusión sobre la para – política, el proceso 8.000, la burocracia, el acuerdo de paz, la guerrilla, la corrupción y tantos miles de temas que encabezan los titulares de los noticieros de televisión, de radio y de prensa me parecieron pequeños problemas y cuestiones accesorias, a la denuncia que escuche anoche en un noticiero, hecha por el Defensor del Pueblo, Volmar Pérez.

La denuncia, palabras más palabras menos, da cuenta que en un pequeño caserío ubicado entre las poblaciones de Carmen de Atrato y Domingodó, han muerto dos niños por física hambre. Además el Defensor agregó en una nota hecha por el canal RCN, lo siguiente:



“Las cifras son preocupantes, en las últimas semanas ya han muerto doce niños, nueve están gravemente enfermos en la región del Atrato y doce más se encuentran hospitalizados en Turbo, Antioquia, en el occidente del territorio colombiano, se mueren de desnutrición aguda.

Marasmo, la misma enfermedad que por desnutrición sufren los niños de Etiopía en el África, es la que afecta a los pequeños en el Chocó”.



El Marasmo según la enciclopedia Encarta es “un grave decaimiento somático y funcional del organismo provocado por una grave deficiencia de proteínas y de calorías”, y que trae como consecuencias, al no existir las calorías suficientes, que “las necesidades energéticas del cuerpo no pueden ser satisfechas; esa circunstancia, unida a la escasez de enzimas, afecta a todos los procesos corporales, incluyendo el metabolismo y el crecimiento, provocando retraso tanto físico como mental. Aunque la nutrición mejore con posterioridad y el niño sobreviva, esas deficiencias en el desarrollo nunca podrán ser superadas”. Además agrega el Dr. Volmar Pérez en su entrevista este cruel diagnóstico, “la piel se les pega a los huesos, presenta atrofia muscular y altos índices de parasitismo, hasta que se les escapa la vida, la falta de proteínas los mata”.


Ante esta tétrico y gris panorama propio de la ficción dantesca de infierno, me pregunto, ¿Dónde está el Estado?¿Qué se la pasa haciendo el Ministro de la Protección Social?¿Dónde está la clase dirigente del Departamento del Chocó?¿Dónde estamos los Colombianos que escogemos a éstos incompetentes y artríticos mentales?¿Porqué no hablar de la responsabilidad política de toda esta bola de pendejos?


Dios mió ¿Dónde estamos?, en el infierno acaso. ¿Qué pasa con nosotros? Hay unos colombianos que se están muriendo de inanición y ¿nosotros no vamos a hacer nada, nos vamos a quedar cruzados de brazos renegando del Estado y esperando la hora en que nos toque a nosotros?


Es que es la incultura, la desfachatez y la indiferencia la que nos mata. Porque como todos los que leen este artículo ya comieron un suculento almuerzo y esperan una comida igual, que importa. Como tienen que existir los pobres, porque no todo puede ser bueno. Ese es nuestro pensamiento amañado e irresponsable que nos ha llevado incluso a que un señor, que acabo con el país en cuatro años y recibió plata de los narcotraficantes siga opinando de la situación del país, eso si da lastima y pena ajena.


Y además porque cuando pasa algo tan extremadamente desastroso, ahí sino salimos a hacer marchas, pero cuando se trata de cosas sin sentido ahí si somos los machos para salir a gritar. Y es que la democracia nos da herramientas para acabar con lo malos gobernantes, para controlar como se gasta el dinero, que nosotros los gobernados damos en impuestos, pero como somos una manada de ignorantes, preferimos en nuestras charlas cotidianas hablar de la novela o de los chistes de Jota Mario. ¿Se nos olvido a los Colombianos que somos el constituyente primario? Y que los señores gobernantes están ahí porque nosotros los elegimos y cuando no cumplan los podemos bajar del poder. Es que nosotros les prestamos el poder pero no se lo regalamos para que se perpetúen en él.


Para concluir este desahogo, quisiera invitar a todos los que lean este escrito a que dejemos de ser tan observadores y fiscales de la realidad y entremos en ella a proponer y a intervenirla para cambiarla. No seamos tan crueles, no dejemos que nuestros niños se mueran de hambre por nuestra indiferencia.


Por: David Díaz Cano


*La imagen fue extraida de la página www.noticias.ya.com y fue tomada por David Loh