–“¿Qué es, caballeritos lo que os muestro?”
–“Un reloj, claro está”.
–“¿Por qué?”
–“Porque anda”
Responden unos niños al maestro que aquello les demanda, suspendiendo un reloj de doble caja: en la otra asoma el reloj, y les cambia la pregunta:
–“¿En dónde está el reloj?”
–“En la derecha”.
–“¿Y por qué?”
–“Porque aquello es lo que anda, y lo que anda es el reloj, y el resto es caja”.
Entonces les baraja las manos y las cosas, de tal modo que ni con ojos de escuelantes puedan advertir cómo repartidas quedan;
Y torna a preguntar:
–“¿Dónde lo he puesto?”
Ellos al punto acercan el oído y dicen:
–“¡En la izquierda, por supuesto!”
–“¿Y en la izquierda por qué?”
–“Porque el sonido lo denuncia bien presto”
Por último el maestro descompuso en cuatro piezas la vetusta alhaja; máquina, muestra, caja y sobrecaja.
–“¿Dónde está?”
Les repite y la caterva con señalar la máquina repuso.
–“¿Cómo, dijo él; reloj este esqueleto?”
–“Si señor, pues sin él cualquiera puede observar que el puntero está quieto; luego quien lo hace andar es el sujeto”.
–“¡Bien! –Dijo el pedagogo– Este diurno señalador del tiempo no es más que una invención del alma humana, hecha a imagen del hombre, que a su turno lo es de la omnipotencia soberana.
Nuestro cuerpo es la caja, el hospedario de un reloj inmortal; y aunque el primero se hunda en la mar, o el fuego lo consuma, el alma, hoy a los ojos escondida, seguirá andando, y con andar, la vida.

JOYAS DE LA LITERATURA COLOMBIANA, Rafael Pombo
Entre risa y desdén, el alma siempre será el núcleo del ente, cualquiera que sea. En el hombre el alma son los principios morales que rigen su vida, el deber de hacer el bien y la necesidad de encontrar la paz interior, el alma no es más que la sensibilidad propia del interior; aquella que no se advierte aunque se llore en silencio. Es cuestión de credibilidad y de convicción, el alma no es una sustancia invisible que surca el aire cuando este o aquel perece, el alma es la esencia de la cosa, la utilidad o el instinto primario de necesariedad, en el alma se escribe el valor, el objetivo y la finalidad; es materia inteligible, es metempsicosis, es hacer, omitir o permitir, es la verdad radicada apenas frente a nuestros ojos, una verdad acorde entre el corazón propio de la cosa y el núcleo único del universo. Por ello se ama, se ríe y se grita, pues bien se agita en ella una sopa de pequeñeces que en suma producen un caos, una religión, un partido político, una nación o quizás otra alma, para el complemento de esta gran alma que es la existencia. Mira que de gota en gota se hace un aguacero.
Elbert ACE.
Coes.2@hotmail.com
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