
Y en realidad lo sentí necesario en este mundo donde muchos ven la primera capa de color negro -siempre visto como malo- y nunca ven la estructura, las vigas y los ladrillos que soportan una idea que profundamente puede ser buena donde muchos pintan angelitos en la pared y pocos arden al fuego de buscar las soluciones.
Este preámbulo -o introducción- se refiere a un tema muy concreto, el tema de los alimentos transgénicos, y de los alimentos modificados, que los loquitos de green peace y otros tanto critican -¿y qué no criticarán?- pues todos los amantes de la comida orgánica- graciosamente militantes del llamado primer mundo- le dicen ¡guácala¡ a la idea que salva a tantos, y el problema, aunque no lo crean, es que la comida en este planeta no alcanza para todos.
Así que de verdad eres -y soy- un privilegiado en escoger qué quiero, puedo, o me nace comer, y preferir los orgánicos –con los cuales no tengo nada en contra- a los transgenicos, o a los injertos, que tanto han ayudado a la evolución de los alimentos, pues no sé si saben que desde hace mucho las semillas son modificadas para resistir mas al viento, al agua, al clima, a la tierra, y aún creemos que consumimos comidas libres de toda manipulación.
Quiero expresar mi dolor, pues entre el año 2001 y 2006, países africanos, islas, y otros sectores deprimidos, que creemos invención de la discovery, han desechado miles de toneladas de alimentos que pudieran alimentar a miles de niños africanos, porque según conceptos de green peace y asociaciones similares, esos alimentos eran venenosos al ser producidos por plantas alteradas genéticamente -seguro es fácil recomendar tirar comida al mar, si estoy en posibilidad de usar una vinagreta orgánica en mi ensalada- dejando sin alimento a millones de personas, tal vez deberían dejar de salvar focas –o dejar de bañarse todos los días con agua dulce, muchos mueren de sed en sitios tan cercanos como el chocó-, y empezar a preocuparse por el ser humano.
No quiero ser un insensible pero, qué clase de protectores de derechos somos si no nos preocupamos primero por el prójimo -tal vez protectores de animales, pero no racionales- si no defendemos primero los derechos de esos que tanto sufren, si no dejamos los complejos de radiador de tomar agua todo el día y cuidarnos como si nuestra vida y la de nuestros animales valiera más que la de miles, y pensamos en que millones no se preguntan ¿es bueno comer transgénicos?, si no ¿qué comeremos hoy?
Juan Alejandro Duque
La imagen fue tomada de www.cartagenainfo.com/.../galeria/comida.jpg