El pasado 15 de septiembre falleció en la ciudad de Florencia una de las más importantes periodistas de los últimos tiempos, la italiana Oriana Fallaci a causa de un cáncer de seno.
El salmón no podía quedarse sin recordar a una de las figuras más importantes en el periodismo mundial y una de las grandes críticas del “Poder” y en sus últimos años de su vida del mismo “Islam”.
En una de sus principales obras titulada “Entrevista con la historia”, Fallaci se propone obtener un testimonio directo sobre veintiséis personajes políticos de la historia contemporánea, (Henry Kissinger, Nguyen Van Thie, Golda Meir, Indira Ghandhi, Yasser Arafat), para responderse preguntas como, “¿La historia está hecha por todos o por unos pocos?, ¿Depende de mil leyes universales o solamente de algunos individuos” y además manifestar su total oposición al poder desde la dedicatoria del libro, (“A todos aquellos que no gustan del poder…) hasta su última palabra.
Para terminar este corto homenaje dejaremos unas palabras de odio al poder de la desaparecida pero recordada Miss Fallaci:
“No consigo prescindir de la idea de que nuestra existencia dependa de unos pocos, de los hermosos sueños o de los caprichos de unos pocos, de la iniciativa o de la arbitrariedad de unos pocos. De estos pocos que, a través de de las ideas, los descubrimientos, las revoluciones, las guerras, tal vez de un simple gesto, el asesinato de un tirano, cambian el curso de las cosas y el destino de la mayoría (…)
Quizá porque no comprendo el poder, el mecanismo por el cual un hombre o mujer se sienten investidos o se ven investidos del derecho de mandar sobre los demás y de castigarles si no obedecen. Venga de un soberano despótico o de un presidente electo, de un general asesino o de un líder venerado, veo el poder como un fenómeno inhumano y odioso. Me equivocaré, pero el paraíso terrenal no acabo el día que Adán y Eva fueron informados por Dios de que en adelante trabajarían con sudor y parirían con dolor. Terminó el día en que repararon en la existencia de un amo que les prohibía comer una manzana y, expulsados por una manzana, se pusieron al frente de una tribu y se les prohibió incluso comer carne el viernes.
De acuerdo, para vivir en grupo es necesaria una autoridad que gobierne, si no es el caos. Pero éste me parece el aspecto más trágico de la condición humana: tener necesidad de una autoridad que gobierne, de un jefe; la única cosa segura es que no se le puede controlar y que mata tu libertad. Peor: es la más amarga demostración de que la libertad no existe en absoluto, no ha existido nunca y no puede existir. Aunque hay que comportarse como si existiera y buscarla. Cueste lo que cueste.
Creo mi deber advertir al lector que estoy convencida de esto y del hecho que las manzanas nacen para ser cogidas, que la carne se puede comer incluso el viernes. Creo mi deber también recordarle que, en la misma medida que no comprendo el poder, comprendo a quien se opone al poder, quien censura el poder, quien replica el poder, sobre todo a quien se revela contra el poder impuesto por la brutalidad. La desobediencia hacia los prepotentes la he considerado siempre como el único modo de usar el milagro de haber nacido (…)”
Cualquier comentario sobre este artículo envíalo a daviddiazcano@hotmail.com
El salmón no podía quedarse sin recordar a una de las figuras más importantes en el periodismo mundial y una de las grandes críticas del “Poder” y en sus últimos años de su vida del mismo “Islam”.
En una de sus principales obras titulada “Entrevista con la historia”, Fallaci se propone obtener un testimonio directo sobre veintiséis personajes políticos de la historia contemporánea, (Henry Kissinger, Nguyen Van Thie, Golda Meir, Indira Ghandhi, Yasser Arafat), para responderse preguntas como, “¿La historia está hecha por todos o por unos pocos?, ¿Depende de mil leyes universales o solamente de algunos individuos” y además manifestar su total oposición al poder desde la dedicatoria del libro, (“A todos aquellos que no gustan del poder…) hasta su última palabra.
Para terminar este corto homenaje dejaremos unas palabras de odio al poder de la desaparecida pero recordada Miss Fallaci:
“No consigo prescindir de la idea de que nuestra existencia dependa de unos pocos, de los hermosos sueños o de los caprichos de unos pocos, de la iniciativa o de la arbitrariedad de unos pocos. De estos pocos que, a través de de las ideas, los descubrimientos, las revoluciones, las guerras, tal vez de un simple gesto, el asesinato de un tirano, cambian el curso de las cosas y el destino de la mayoría (…)
Quizá porque no comprendo el poder, el mecanismo por el cual un hombre o mujer se sienten investidos o se ven investidos del derecho de mandar sobre los demás y de castigarles si no obedecen. Venga de un soberano despótico o de un presidente electo, de un general asesino o de un líder venerado, veo el poder como un fenómeno inhumano y odioso. Me equivocaré, pero el paraíso terrenal no acabo el día que Adán y Eva fueron informados por Dios de que en adelante trabajarían con sudor y parirían con dolor. Terminó el día en que repararon en la existencia de un amo que les prohibía comer una manzana y, expulsados por una manzana, se pusieron al frente de una tribu y se les prohibió incluso comer carne el viernes.
De acuerdo, para vivir en grupo es necesaria una autoridad que gobierne, si no es el caos. Pero éste me parece el aspecto más trágico de la condición humana: tener necesidad de una autoridad que gobierne, de un jefe; la única cosa segura es que no se le puede controlar y que mata tu libertad. Peor: es la más amarga demostración de que la libertad no existe en absoluto, no ha existido nunca y no puede existir. Aunque hay que comportarse como si existiera y buscarla. Cueste lo que cueste.
Creo mi deber advertir al lector que estoy convencida de esto y del hecho que las manzanas nacen para ser cogidas, que la carne se puede comer incluso el viernes. Creo mi deber también recordarle que, en la misma medida que no comprendo el poder, comprendo a quien se opone al poder, quien censura el poder, quien replica el poder, sobre todo a quien se revela contra el poder impuesto por la brutalidad. La desobediencia hacia los prepotentes la he considerado siempre como el único modo de usar el milagro de haber nacido (…)”
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1 comentario:
Una canción de unos amigos míos dice: "Luchar así, Contracorriente, puede lucir poco inteligente pero quien salva al corazón de caer en la tentación de no hacerlo otra vez, de correr la misma suerte..."
Suerte para el blog de los que andan contracorriente
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